Manuel, el hermano de Ana, se casó en Cádiz en el año 2009. Allí Ana se reencontró con Javi, amigo de su hermano, a quien le perdió la pista cuando él se volvió a Granada, de donde era, cuando terminó el colegio. Y ya no volvieron a perderse el uno del otro.
Curiosamente, su viaje comenzó en el Baluarte de los Mártires, y recuerdo cómo ella me contaba en el bar el Montadito con esa media sonrisilla (que le sale cuando habla de algo especial) el momento en el que se encontraron en las escaleras... ahí empezó todo.
Su relación ha sido fruto de muchas visitas a Granada, Cádiz y Sevilla, cada fin de semana le tocaba a uno. Mucha carretera, mucho kilometraje en el coche y mucha gasolina.
La presentación de Javi a los amigos no pudo ser más fructífera, ya que él llevaba la tarea aprendida y les invitó a comer en el Arte Serrano, según Quirós y Miguel, en compensación a todas las copas y cenas que habían tenido que invitar ellos a Ana cuando ella no trabajaba.
Hace más o menos un año que concretaron su boda, que nosotros hemos seguido con especial ilusión, ya que hemos ido conociendo detalles: preferencias de los novios, la organización del convite, las peleas con el cátering, y el famoso pay-pay que Javi nunca quiso regalar :) . Cada vez que nos veíamos nos contaban las novedades, los pormenores y las cositas de la boda, por eso lo hemos vivido con mucha ilusión.
A Quirós no le gusta poner 10 como nota, por eso, esta la ha calificado con un 9.99 y ha puntuado por bajo... la ceremonia fue preciosa, en la que el párroco de la iglesia de San Felipe Neri se empapó de la historia de los dos exalumnos y nos hizo disfrutar, no sólo a ellos sino a todos los invitados también, de la historia personal de cada uno de ellos, por separado y como pareja. La entrada de la novia fue muy emotiva, Ainhoa y yo nos emocionamos con ella al entrar en la iglesia! pero al ver a Javi, Ana se tranquilizó.
El convite fue en el Castillo San Marco, en el Puerto de Santa María. Un lugar en el que Javi siempre tuvo la ilusión de celebrar su día, y tras muchas idas y venidas con el cátering y la organización, consiguieron realizarlo todo como querían. Los entremeses se sirvieron en lo que fuera la iglesia del castillo, mientras que el convite en sí se realizó en las bodegas.
Y por si no tuviéramos suficiente, los novios tuvieron el detalle de regalarnos los muñequitos de la tarta. De verdad que no tendremos forma de agradecéroslo tanto sin parecer repetitivos, no sabéis la ilusión que nos hizo! Ya lo tenemos en casita a la vista de todos para fardar de ello :)
En estos momentos estarán terminando de preparar las maletas, mañana salen destino New York, en donde comenzarán su Luna de Miel.
Una de las cosas con las que me quedo de esta boda es una de las frases que ellos le comentaron al párroco que les casó. Quieren hacer de su matrimonio su prioridad; por encima de intereses laborales, económicos o de distancia. Y yo pienso que es la prueba de amor más bonita que puede existir.
Estamos muy contentos por vosotros. Mucho, de verdad. Y para demostrar nuestra felicidad, una foto de ayer mismo que lo evidencia:
¡¡Muchas felicidades, Ana y Javi!!